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FUEGO TERRENAL " ¿Qué dónde estaba yo?   ¡Ah, sí, claro que lo recuerdo! ¡No sé los demás!… ¿Acaso soy el guardián de todos ellos? "   -       -  Yo estaba demasiado ocupado para escuchar a ésa mujer. Ella es, por desgracia, mi mujer y la odio. Así es desde hace tiempo y he aprendido a convivir con ése sentimiento sucio y amargo que impregna el tubo digestivo con mezcla de jugos, preludio de putrefacción. Llevábamos horas gritando y si nada lo evitaba, llegaríamos a las manos. Se me hizo tarde para ir al ensayo del coro. Es más, me olvidé de eso, mientras en mi cabeza sólo visualizaba en grandes letras “lárgate, chico, a qué esperas, ¿a matarla? ¿A que te mate?”     -      -  ¿Cómo dice? ¿Ésa noche? Me pilló dándole una paliza a mi hijo. El muy imbécil había tirado mi hierba más costosa por el desagüe del baño y accionado la cadena de la cisterna, después. ¿Se puede ser más tonto? Quiero salvarte, papá, decía lloroso y lo repetía cada vez con más mocos y moratones. Cosas de s

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