FUEGO TERRENAL



"¿Qué dónde estaba yo?

 

¡Ah, sí, claro que lo recuerdo! ¡No sé los demás!… ¿Acaso soy el guardián de todos ellos?"

 


-      - Yo estaba demasiado ocupado para escuchar a ésa mujer. Ella es, por desgracia, mi mujer y la odio. Así es desde hace tiempo y he aprendido a convivir con ése sentimiento sucio y amargo que impregna el tubo digestivo con mezcla de jugos, preludio de putrefacción. Llevábamos horas gritando y si nada lo evitaba, llegaríamos a las manos. Se me hizo tarde para ir al ensayo del coro. Es más, me olvidé de eso, mientras en mi cabeza sólo visualizaba en grandes letras “lárgate, chico, a qué esperas, ¿a matarla? ¿A que te mate?”

 

 

-     - ¿Cómo dice? ¿Ésa noche? Me pilló dándole una paliza a mi hijo. El muy imbécil había tirado mi hierba más costosa por el desagüe del baño y accionado la cadena de la cisterna, después. ¿Se puede ser más tonto? Quiero salvarte, papá, decía lloroso y lo repetía cada vez con más mocos y moratones. Cosas de su madre, a la que daré un puñetazo a la próxima vez que tenga delante su linda cara. ¿Tenía ensayo? Se me pasó, bueno, había perdido mucha buena pasta y el ánimo baja con facilidad sin aportes. Son malos tiempos. No hay nada que importe, más, ¿verdad? Total, son también una panda de imbéciles.

 

 

-     - ¡Ni me hable de ésa noche! No me arrancó el coche, maldita sea. Pensé que iba a cortarle la cabeza al tío del taller, que me estafó vilmente. Me dejó colgado en plena autopista. ¿Sabe usted cuánto tiempo tiene de vida promedio un conductor que queda infinitamente tirado en una autopista? Veinte putos minutos. Y yo, con el ensayo en media hora.  No podía llamar a mi hermano porque le conté una excusa para no visitar a mi padre en el asilo… Joder…

 

 

-     - ¿Ya has terminado? ¿Todavía no? ¡A ver, tío, verás, tengo prisa! ¿No puedes hacértelo tú solito? Es que no quiero ni tener que decírtelo. Quiero llegar al ensayo, porque voy a grabarme a hurtadillas para darle en los morros al tipo del traje que me rechazó la maqueta hace una semana. Date vida. ¡Venga! A ver si te animo… ¡Con lo que me gusta ser puntual!

 

 

 

-      -No recuerdo nada de nada. Estaba en otras cosas. Esto mismo ocupaba mi cerebro: Ya se pueden colocar todos los santos en fila india, que de hoy no pasa. Voy a hacerle un vudú de mal de ojo que le produzca una bonita parálisis facial. Se lo merece por llamarme la atención. Quién se cree que es para tratar de humillarme en público. Bueno, un cirio negro, un papelito bien doblado y ¡fiesta!

Qué sienta las agujas punzantes hasta en el fondo de los ojos. Voy a dedicarme a ello, aunque llegue tarde al ensayo.

 

 

 

 

-      -Dios no merece ninguna espera, así que fui hasta la casa del prestamista y le pedí por favor y con un cuchillo en la mano, que me permitiera unos días más para saldar mi deuda. La culpa de lo que sucedió después fue una intervención del diablo, y ante su negativa a la demora… me he construido un nuevo dios.

 

 

 

 

Claro que sí, la Iglesia ardió igual que lo hacen las almas en los infiernos o los presos condenados a ser fritos en la silla eléctrica. Potente imagen que nos recordó que ninguno de nosotros asistiera al ensayo aquella noche, permitiéndonos salvar la vida aún, por lo menos en mi caso, sin merecerlo.

Tal vez debimos estar allí, para que no ocurriese, o tal vez no, quién sabe. Hay poca diversión en éste triste pueblo.

Se chamuscó el párroco. Su hábito negro, de luto presagiado, su alzacuello de adorno de pavo navideño.

Nosotros nos salvamos. Algo haría. ¡Algo peor que nosotros!

 

 

                                                                              

                                                                Susi DelaTorre.

 

 

 

 

P. D.- (Dedicado a ... con todo mi amor y ex.trema acidez)


#SusiDelaTorre

#Durmiendoenunapapelera





 

 

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