AMÉN.
Él hizo rozar las yemas de sus dedos por el tul
del vestido. Ella se dio cuenta pero fingió que no sucedía. Podía haberle
dirigido una sonrisa, volviéndose al notar la caricia, pero temió una
catástrofe. Algo así, podía desencadenar alguna fatalidad, proveniente de un
amor del que ignoraba su alcance. Denegó la sonrisa, pero el hecho, allanó su
interior con fuerza. Su alma se removió con el cataclismo que temía.
Sobraban palabras.
La distancia obligada entre ellos, lógico ajetreo de
bambalinas preparatorias; hombres que van y vienen, armatostes metálicos que se
mueven sin control, máscaras recién paridas de los terrores de algún esquizofrénico,
damas curiosas con lunar pintado en el margen derecho del rostro. Un
batiburrillo de sonidos, voces, gritos y apremios.
Él cruza la parte de atrás, dejando trajes
colgados, tristes igual que lágrimas que penden en lógicas de aparición.
Gettel. Tocar su vestido es como viajar en un halo de
luz infinita, que me descama el corazón. Siento por ella, cada día.
Calla y se pierde en uno de sus trances. Sueña, por
si acaso la realidad después no se lo permite.
Lista de deseos de un Jhoseba enamorado.
.
Que Gettel no
muera. El trapecio debe ser su compañero y guía, jamás una mandíbula doble.
· Que Gettel no
muera y que me mire.
· Que Gettel no
muera, que me mire y que sostenga mis ojos durante… tres segundos. Cinco… quizá
seis.
· Que Gettel, mi
vida, me sonría alguna vez.
·
Que Gettel, mi
amor, sepa que daré por ella, licuado, el color de mis ojos, si se cumplen los
anteriores puntos.
· Bajaré el canto
de los pájaros hasta sus oídos, cada amanecer. Llueva, nieve o solee el cielo.
·
Alzaré el brillo
de la luna justo antes de marche a dormir.
·
Hundiré las
sombras que puedan anidar en su corazón.
· Que Gettel vea
fragmentarse mi vida para sustituir aquellos trozos de los que ella carezca.
· Que no seré
avaricioso, dejaré que sus pensamientos privados la ahoguen, hasta que desee
volver hacia mi firme abrazo.
·
Y todos los que
restan… habitarán la piel, entre nosotros.
¡Amén!
Demonios y ángeles. Seres puros e
impuros, falsos o hipócritas, cobardes o suicidas. Tomad buena nota, quedáis
avisados de que ésta mi alma no descansará en eternidades… ¡Así sea!
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