Bulimia de letras.

Lee.¡¡LEE!! y si quieres
¡ESCRIBE!

¡Venga, sí, ya! Vamos, coge un
montón de folios virginales, agrédelos con heridas de tinta, inventa
constelaciones de personajes caleidoscópicos en su vivir, pueblos construídos
sobre retazos de otros pueblos, objetos que poseen voces que tu les
otorgas.
Hiere la daga con la montura de las gafas de Gandhi; cuenta en
surcos qué otra montura nació del mismo molde, esa que quisiera ser la de J.
Lennon. Habla del violador enamorado de la mujer que forzó una noche; da luz al
clavel de la solapa del traje de un cadáver, del maquillaje de una geisha
rebelde, de una cana en el bigote de Hitler.
Cuenta que has descubierto la
mirada de un niño ante la inmolación de su padre, que eres el último cigarro de
un condenado a muerte o la primera dosis de crack de un
adolescente.
Sorpréndete, siente, sueña, recréate en palabras que cuenten la
pasión de un hijo hacia la pareja de su padre, el príncipe del cuento que se
sabe con querencia a los cuerpos masculinos, y no le atraen los pechos de
Cenicienta, invéntate un tumor en la garganta de un barítono, un ojo derecho que
odia hasta el límite a su homólogo izquierdo.
Conviértete en la estatua de
una plaza de pueblo sobre la que se inicie un torpe graffitero, sé una lágrima
de Putin, un cabello transplantado de Berlusconi, un libro en el paraíso de
Borges. Sé odiada como un michelín en una anoréxica, querido y anhelado como un orgasmo, amado como esa voz que te arrulló hace años.
¡Déjate llevar por todo eso! ¡No temas a la locura; Marilyn murió de
otra cosa,¿ sabes ?

Da a los demás el poder de conocerte, de pasear
por tu mente, no importa, tienes otras cabañas dónde existir.
!Nada es real,
o quizás todo lo es!