Flores de Piedra...

Desparramo mis cabellos sobre un lecho pétreo. Diviso el tiempo ensimismando reojos al cielo, controlando sus mutaciones: negroscuro con tormenta, azul nítido de mañana clara, grisáceo sucio desaliento, incolora y deslucida la noche.
Luz y sombra crean ausencias y presencias. Jugando a encontrarse en la línea inmóvil de agujas góticas.
Rodeada de verde hierba, esta época del año me encuentra rebelde y despeinada.
Lo veo llegar. Como cada semana de siete días. El hombre ocupado que recitaba mentiras sin poesías, según su costumbre. ahora no tiene porqué mentirme. Su rostro viaja oculto, mirando fijo el suelo a paso avergonzado. Tal vez tema malgastar alguna moneda que otro habrá perdido. El césped está húmedo, dispuesto en mechones; sus claros lo convierten a mis ojos en un caladero insomne y descuidado.
Mi perspectiva no es demasiado dadivosa, pienso, mientras contemplo su venir.
Sus pies se arrastran sobre pasados lastres, pero nunca arrepentimientos encadenados, que se aferran a sus tobillos, todo el resto de su figura podría calificarse de suplicante victimismo. Un suspiro mío evoca otros tiempos con este pecho ya marchito y pútrido. Apenas hace ruido al caminar deseando pasar inadvertido, aunque tapizan el camino hacia mi nueva morada, hojas banqueteadas por mojaduras de lluvia lacrimosas, luego tendidas al sol para alcanzar esa cobertura susceptible de romperse en crujientes pedazos.
Un ramo de escasas flores le sostiene. Es la justificación que enarbola, mísero abanderado sin dureza.
Vienen con desmayo entre los dedos; enfermizos, otorgándose permisos para resbalar. Las balancea con indolente inconsciencia, queriendo olvidar que las porta y de paso al olvido, su finalidad. Son blancos crisantemos y diviso alguna rosa de ese mismo color, Todo demasiado aséptico, como queriendo tapar con tan noble color alguna inmundicia. Tal vez con puntas de pétalos inocentes, algo ajadas. Creando un cuadro digno de ser metáfora. Habrá conseguido descuento por ese motivo. Lo imagino en una floristería, ante los ojos escrutadores de la dependienta, eligiendo con cuidado meticuloso las flores más proclives al declive en su belleza.
Nunca fue un apasionado por vivir, le faltaron energías a este desdichado. Observo su transparencia opaca, empañada, que es el modo que tienen los espíritus de distinguir a los mortales dignos de los demás, templados sin puntos de ebullición. Es de insensible piedra aunque aquí la única muerta soy yo.
Las ropas le quedan grandes. Desproporcionadas. Las hombreras se desmarcan de su ser, tiene un cercado ingente donde expandirse y crecer, pero su alma proclama su desaparición dentro de la prenda mal cortada, queriendo inscribirse en una normalidad en la que nunca se ubicó ni tendrá ocasiones futuras para hacerlo. Algo hilado oscuro, entre amarillentas canas, nada hermosas ni poéticas, al margen del color de su traje basto, trae entre sus cabellos, algo que sus pensamientos le otorgan, distraéndolo del caminar ligero con mirada alta que ahora le ocultan juventud y franqueza.
Las ropas le quedan grandes. Desproporcionadas. Las hombreras se desmarcan de su ser, tiene un cercado ingente donde expandirse y crecer, pero su alma proclama su desaparición dentro de la prenda mal cortada, queriendo inscribirse en una normalidad en la que nunca se ubicó ni tendrá ocasiones futuras para hacerlo. Algo hilado oscuro, entre amarillentas canas, nada hermosas ni poéticas, al margen del color de su traje basto, trae entre sus cabellos, algo que sus pensamientos le otorgan, distraéndolo del caminar ligero con mirada alta que ahora le ocultan juventud y franqueza.
Lo uno ni lo otro fueron patrimonio de él jamás. Va de víctima no tan inocente.
Se acerca, pese a él mismo. Odia venir a verme, su violencia silente, cruel, agazapada para herir, callada, aviesa, real se cuelga de su flaco cuello de buitre carroñero. Viene a su pesar, pero que otra cosa le resta a este anciano decrépito que avanza con la torpeza de los años hacia mi urna de piedra. Creerá que le espero, pero se equivoca...
Se acerca, pese a él mismo. Odia venir a verme, su violencia silente, cruel, agazapada para herir, callada, aviesa, real se cuelga de su flaco cuello de buitre carroñero. Viene a su pesar, pero que otra cosa le resta a este anciano decrépito que avanza con la torpeza de los años hacia mi urna de piedra. Creerá que le espero, pero se equivoca...
Recuerdo sus palabras, las últimas que oyeron mis oídos, ya muertos hacía horas, contestando a la pregunta del hombre de la funeraria: póngala en el ataúd más sencillo, nada de adornos inútiles, no, no hará falta que la vistan, nada de recordatorios, hay que ser práctico. La esquela es imprescindible? Pues nombre mi cargo y quién soy. Ella no era conocida por nadie que no fuese a mi través.
Su corazón no existe. Tampoco el rostro del empleado se movió un milímetro, cambiando su expresión inexpresiva. Mi desprecio merecería la creación de una cerca que lo acote. Cada paso le cuesta más tiempo que el anterior. Cuida de poner los pies sobre alguna margarita que haya nacido en este lugar, equivocándose, dónde las flores que adornan son cadáveres arrancados sin sonrisas. No hay hilo musical en sus bailes ni en sus riegos, la mayoría encerradas tras el cristal de las lápidas o prisioneras de espumas verdes con troceamientos a cuchillo.
No, nunca fue apasionado este mortal mío...
No, nunca fue apasionado este mortal mío...
Lo veo llegar, fastidiado y viejo, con sus flores, esas que no me gustan, aunque él jamás escuchó mi anhelo, pese a decirlo yo muchas veces. Aparece en mi lápida, semana tras semana, con los dichosos y repetitivos hierbajos blancos, ramos descoloridos, insulsos, apáticos, que colocará de forma descuidada dentro de un jarrón de plástico abaratado.
Prefiero que me ponga adornos artificiales. Podría fantasear con un cariño también rebajado. Pero sé que tiene miedo de que yo vuelva, de alguna forma, y me tome la venganza de hacerle recordar todos y cada uno de los días en los que me martirizó.
Ahora viene con flores…
Tiene suerte de que no pueda levantarme, tal como soy ahora mismo, con esta apariencia tenebrosa,
dándole un titánico susto de muerte y, con manotazo resuelto, arrojárselas … quitándomelas de encima…
Prefiero que me ponga adornos artificiales. Podría fantasear con un cariño también rebajado. Pero sé que tiene miedo de que yo vuelva, de alguna forma, y me tome la venganza de hacerle recordar todos y cada uno de los días en los que me martirizó.
Ahora viene con flores…
Tiene suerte de que no pueda levantarme, tal como soy ahora mismo, con esta apariencia tenebrosa,
dándole un titánico susto de muerte y, con manotazo resuelto, arrojárselas … quitándomelas de encima…
Comentarios
Abrazos....
falsedad, cuánta hipocresía,
atenciones negadas en vida
se dan de muerta,ahora cuando
ya es tarde, solo
para calmar la conciencia.
Una narración dura,degarrada, perfecta.
Un abrazo muy fuerte.
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Eres increíble en tus historias.
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Que me gustan y entretienen, por otrolado.
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Un beso.
Mis Felicitaciones!!!
y Mis besos y sonrisas
Como siempre me ha gustado mucho. No habría estado nada mal el manotazo jajaaja Al final me quedo con ese golpe de humor al imaginar el manotazo sobre las flores y la cara del viejo egoista y decrépito.
Un abrazo.
€rik, si... ha intentado ser dramático, y me alegro que te haya parecido bello.
Marisa, lo que no se dá en vida... perdido queda; después tiene poco objeto intentar subsanar carencias. Desde luego, él tiene el temor de los vivos, agravado por algún remordimiento.
JoseAlfonsomartínez,
Cierto, ella parece que espera la venganza... y mientras...
Me gusta que te haya entretenido!
*****
Silencios,
Nadie como tú para poner palabras hermosas a la Muerte!
Mereces por éste comentario, otro!
;)
Joselop44, es ésa la imagen que se me ocurre... poderosa, llena de rabia y a la vez... tremendamente irónica!
Lisandro,
Claro que tiene suerte...pero siempre la amenaza de carecer de ella. Eso " mina" mucho más...
Un abrazo GRANDE y un saludo agradecido a vosotros!!
Tendría que saber levantarse ella y darle ese susto de muerte.
Bicos.
Saludos
Pero te cuento esto, porque a pesar de esa certeza de apisonadora, me ha gustado dejarme llevar por este texto dulce, de ironías y destellos que quieren provenir de un más allá dubitativo, pero a la vez ansioso de rebelarse.
Tu capacidad me convence.
Sigo sin creer, pero estoy encantado de dejarme envolver por tus fantásticas letras.
Vive siempre... y escribe a veces.
Un besiño.
Es la incertidumbre de lo que encontrarás lo que te hace prevenir; tal vez el calcule e intente... calmar la ira y la rabia que sospecha puede encontrarse después!
Sí... debería de levantarse...
;)
Joselop44,
Quedando con esto contancia de alguna de mis torpezas...
Prueba superada!!
Gracias, mil.
Tereza,
Quisiera decir que no todos, pero si lo pienso bien... se escapa algo por las grietas...
Sir Bran,
Es bueno desterrar fronteras mentales, y... creerte lo que no crees!
Vivir siempre... no, pero escribir... alguien lo hará, con otros dedos!!
Haré todo lo posible...
Un saludo.
Un placer leerte Susi.
Abrazo
Hipocresía y falsedad.
Besos.
Voy a dejar tu blog enlazado en mi lista de blogs, para no perder tu pista.
Un besazo.
ser ausencia presente y testigo mudo de los temores ocultos de las almas vivientes que por cobardía y afán de guardar apariencias siguen en su rutina de seguir hiriendo al que muere.
Un besito.
Siiiii.... el aplanamiento emocional es una terrible enfermedad que vuelve desgraciados a los que están cerca de quien la sufre.
Rick, Quimérico inquilino...
Encantada de conocerte y de albergar tu comentario. Me paso.
Lucina,
Otro abrazo intenso para tí...
No todo... pero existe mucho de eso!
María,
Gracias por dejar constancia de tu paso y tomar la decisión de seguirme, con tu pluma de cristal!
Mara_ Mara,
Así es... así se siente...
Un ABRAZO a TOD@S!
Un texto crudo, oscuro triste.
Muy bien relatado, muy buen logrado. Como ella va contando (la protagonista) la falta de amor de este hombre tan falto de sentimientos, tan duro, y que ahora se arrepiente. ¿Ahora? Ya es tarde.
Saludos y un besazo
Es la falta de sentimientos lo que quería resaltar. Ahora, vencido por los años y sin fuerzas, ve llegar su propia Muerte y su deseo de otra vida después... pero... y si hay alguien que le espera, quizás más dueña de la nueva circunstancia? y si es la ganancia de lo que él ha sembrado lo que le otorga la eternidad que él desea que exista, pues no puede concebir la idea de desaparecer sin más?
Tremenda agonía... en sus descuadradas y enormes ropas.
Rick,
Gracias por el enlace.
La Sonrisa de Hiperión,
Personalmente no me disgustan. Depende la circunstancia por la que los visites...
Siempre agradezco que pases por aquí. Tu comentario es enriquecedor, desde luego, ante una situación así, muchísimo mejor marcharse en vida que esperar a ser un fantasma...
pero cada día vemos distintas formas de reconducir las desgracias, y de las huidas, la muerte es sólo una de ellas.
Me cuido...
Estoy atenta a lo nuestro, con mis mejores sonrisas!!
Joel,
Lo tuyo es trampa... ;)
Pero gracias, graffitero Sive!
Un saludo a todos y buen findesemana!!!
Un abrazo y seguiré visitandote cuando mi trabajo de abuelo me lo permitan
te envío mucha Ilusión!!!
y un gran abrazo!
Juan Escribano Valero,
He recibido una grata sorpresa al leer tu comentario.
Es en vida cuando hay que querer... BIEN, con todo el sentir. Es lo importante...
Ser abuelo requiere una gran dosis de paciencia y de cariño, que sin duda, las posees.
Me encantará que me visites de nuevo, MUCHISIMAS GRACIAS!
Sencillamente magnífico!
De todos modos se intuye que no necesita el susto, porque si no há sabido dar amor, sentir amor...
que peor castigo...
Como siempre Susi, maravillosa lectura.
Un abrazo grande.
Qué excelente relato, es un placer leerte.
D.
Eso me recuerda a tus escritos, que sabes profundizar en el alma humana y decir que se carece por completo de ella.
Gracias!
Mercedes,
Esa opción tiene ya algunos adeptos. El hombre debe de estar más aterrorizado, si cabe...!!
Merce,
Bienvenida con tus colores y tus palabras...tomo las tuyas con cariño.
Daniel Os,
Agradecida de tu comentario...
con el buen resumen tuyo :
" la eternidad amenaza".
Abrazos..