Con vestido rojo.

Con vestido rojo.
“Lo sé, su técnica es nula, aunque disimule su torpeza bajo el vaporoso vestido rojo. A saber de qué drama huye esta chiquilla. Ojalá no tuviese la obligación de contratarla. Buenos tiempos cuando fichábamos artistas valorados dentro del espectáculo. Ahora no necesitamos más bailarinas; la prioridad es sonsacar y espiar a los soldados que visitan nuestro local. ¡Esos cerdos! Bueno “visitar” es un eufemismo desorbitado; nacen entre vaso y botella, malviven entre nebulosas alcohólicas, desean reproducirse con alguna, voluntaria o forzada y mueren ingiriendo su propio vómito. La veo caer y miro hacia otro lado, piadosa. Sacude el vestido con disimulo. Tiene cardenales en los muslos. Malos tiempos para todos. Hambre. Mucha. Demasiada… Sé que uno de chiquillos del General, rosado y gordito, fue asesinado por niños de su edad. Lo comieron ¡pobres criaturas! Si sobreviven, llevarán para siempre sabor de carne de semejante en la garganta y olor a sangre cazada en la pituitaria. Estarán malditos. Me pregunto si lo resistirán.
“Lo sé, su técnica es nula, aunque disimule su torpeza bajo el vaporoso vestido rojo. A saber de qué drama huye esta chiquilla. Ojalá no tuviese la obligación de contratarla. Buenos tiempos cuando fichábamos artistas valorados dentro del espectáculo. Ahora no necesitamos más bailarinas; la prioridad es sonsacar y espiar a los soldados que visitan nuestro local. ¡Esos cerdos! Bueno “visitar” es un eufemismo desorbitado; nacen entre vaso y botella, malviven entre nebulosas alcohólicas, desean reproducirse con alguna, voluntaria o forzada y mueren ingiriendo su propio vómito. La veo caer y miro hacia otro lado, piadosa. Sacude el vestido con disimulo. Tiene cardenales en los muslos. Malos tiempos para todos. Hambre. Mucha. Demasiada… Sé que uno de chiquillos del General, rosado y gordito, fue asesinado por niños de su edad. Lo comieron ¡pobres criaturas! Si sobreviven, llevarán para siempre sabor de carne de semejante en la garganta y olor a sangre cazada en la pituitaria. Estarán malditos. Me pregunto si lo resistirán.
Los invasores han desgastado su fuerza. La cúpula militar, reducida su doctrina, decrece en remolino abisal a golpe de recipiente sin hielo y dinero que tiran entre el serrín que tapiza el suelo. Son escoria, residuos de los que entraron victoriosos una vez con altivos galones pendiendo de la solapa. Áquellos ya marcharon. Éstos son miserables abandonados que saben que morirán aquí. Una chica más no viene mal para que los nuestros dispongan de vía libre para organizar las ofensivas. La última vez fue gloriosa, restos militares enemigos alcanzando el cielo, despejando donde antaño hubiera un colegio. Malditos. Deshacen este país, exigiendo alcohol y diversión bajo las faldas que se les antojan. Debemos luchar. Tenemos que vencer. Contrataré a esta pésima bailarina, llega con que finja escuchar torpezas y se deje hurgar por estos rastrojos humanos.
Sin alcanzar a serlo ya. ¡Malditos!...”

Comentarios
Valió la pena esperar por tu siguiente relato amiga Susi.
Una entrada muy buena acompañada de una fotografía de ese ser tan especial que es nuestro amigo Sir Bran.
Biquiños rula y no nos tengas tanto tiempo sin tus maravillosas letras.
Un abrazo
desde luego no puede oir los criterios de sus censores, pero si que puede sentir el desprecio de la humanidad que la rodea.
A alguien se le olvidó quererla, y ahora pretenden usarla para que soporte vaguedades.
Un relato muy lleno de críticas silenciosas.
Quizá la humanidad lleve ese camino llamado desastre, tatuado en su destino.
Me hace mucho bien, darme una ducha con uno de tus textos.
Es tan reconfortante...
Un besiño.
No tardes tanto en escribir joooooooooo
Besos
Mis felicitaciones.
Bonita fotografía ideal y perfecta para el texto.
Besos
Gracias por dejarme tus comentarios en Ángel Poético.
Te mando saludos!
Lo malo, lo peor, es que la historia se podría colocar en cualquier lugar, en cualquier época.
Triste que sigamos sin aprender.
Bicos.
índole aún siguen ocurriendo,
un texto con la dureza de la
realidad y escrito con la
sensibilidad que te caracteriza.
Espero que nos sigas deleitando
con tus estupendos relatos.
Una soñadora imagen de nuestro
querido Sir Brán.
Un abrazo fuerte.
D.
A modo de postdata elevo una doble disculpa. Producto de mi torpeza te traté de escritor en este blog y no de escritora, luego te nombré Larosita en mi barrio virtual… he sido menos torpe antes del alcohol y de las niñas con faldas vaporosas.
Había olvidado la fuerza con la que siempre llegan tus relatos.
Un besito.
He tratado de que fuese atemporal,
porque el horror y la muerte no son exclusividad de una guerra en concreto, pertenecen al común de todas.
Gracias a todos por vuestros comentarios!
Un beso Susi
Lo relatas perfecto.!!!
Un abrazo grande Susi.
Biquiños
Graciasaludos
Construir y aprender de los errores debería ser lo normal y no la excepción...
Lo malo y terrible es lo que resalta en la superficie.
Suerte que algunos comprenden y se dan a sí mismos para que esto sea posible...
Biquiños meigos.
Saludos y un besazo!
Que imaginación tienes.
Me gusta la crudeza con que lo has escrito.
Impacta. Casi noquea.
Besos.
Gracias por tu compañía
Besos
Sí... confesar ser humano es vergonzoso en la barbarie.
Gracias por leerme, estar, por visitarme y dejarme vuestras palabras!
tanto q lo voy lo voy a incluir en mi listado de www.losmejoresblogger.com
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un saludo y un placer haber llegado hasta aquí.
Un beso.
Es crudo, fuerte, triste.
Que te hace imaginar las palabras del protagonista, lo vi en mi cabeza la historia, y el vestido rojo como telón de esta escena.
humanos