Agrios cielos.

Creo que lo hago.
Con temor, porque de la inconsciencia a la muerte, hay un ligerísimo paso. Debo de estar vivo.
Sólo los dotados de energía vital pueden parpadear.
Me palpo con dedos engarfiados. Están pesadas mis ropas, me adivino bajo ellas, con mismas arrugadas plegaduras. Estoy rugoso por dentro. Rugoso y áspero. Semejo un animal con torpes garras, incapaces de sostener un simple papel. Parece que estoy vivo. Respiro aliviado aunque no sé si estar vivo o no, es lo adecuado para mi estado de ánimo ni para esta situación. Tal vez me ilusionase estar fiambre, ver el túnel al final de mi nervio óptico, desvaneciéndose poco a poco sus contornos y definiendo heroicidades cometidas en la vida pasada. Una luz esplendorosa y extraordinaria, reconocimientos a una vida vivida con integridad y ejemplo digno de ello.
Supongo que las equivocaciones y maldades quedarán piadosamente olvidadas en un intencionadísimo recoveco. La orgullosa imagen de uno mismo necesita llenar espacios en que nos conocimos diabólicos, mezquinos y malas personas. Conseguimos olvidar o rellenar con justificaciones, engañándonos con vileza, con premeditación y alevosía. Y nos sale tan bien, que siempre conseguiremos enseñar nuestro recién inventado paisaje a quién nos quiera o pueda escucharnos. Contaremos que estuvimos allí, que éramos y estábamos cargados de alas, de sueños, de luminosas montañas, de cuajados cielos. Siendo todo una descomunal mentira, ni existían antes ni existieron en nosotros tales lienzos dignos de ser abiertos.
Pero continúo elíptico con lo del túnel, ése lugar que sufre el apagón de la luz cerebral sustituída por el punto refractario del “Más Allá”.
Encontrar en líneas paralelas a difuntos parientes llenos de entusiastas bienvenidas, me da que pensar. No necesariamente para bien. Es probable que, por asociación simple de ideas, los enemigos también deseen con ímpetu, estrechar lazos conmigo en el otro lado dimensional. No voy a estar en paz tampoco en la jubilación de esta vida. Uff, menuda teoría. Me altero.
Si pienso en mi imagen, tanto tiempo sin darme de tortazos a mí mismo, sin ver mi barba que ya ha dejado de picar en su largura, sin la mandíbula cuadrada que me ocupa el genio, ahora apaciguado y triste, me encuentro con electrodos rodeando y prendiendo como tallos vegetales en mi cuero cabelludo. La máquina a la que estoy retenido sería una especie de monitor con papel de gráfica. Allí, picos y depresiones forman la cadena visual de mi nivel de estrés. Sube la tinta, baja, sube, baja, asciende hasta salirse de los márgenes permitidos, siendo el motivo de que un pitido rasgue el experimento.
El punto supremo de mi quebradura mental. Sin ruidos accesorios, simple crujido de agonía neuronal.
Otra posibilidad es el poder echar un vistazo “desde no sé dónde”, como jugando al escondite, a través del aire, a su lado, con descaro y picardía, ante ojos que no me divisan, por muchas señas y gestos con que retuerza mi burlona cara… cómo continúa la vida sin mi persona zumbando alrededor de los conocidos.
Otra posibilidad es el poder echar un vistazo “desde no sé dónde”, como jugando al escondite, a través del aire, a su lado, con descaro y picardía, ante ojos que no me divisan, por muchas señas y gestos con que retuerza mi burlona cara… cómo continúa la vida sin mi persona zumbando alrededor de los conocidos.
Ser un fantasma estaría bien.
Que digo bien… quiero decir MUY BIEN. En principio podría verme lejos de aquí, sin este ruidoso rebotar en mi abovedada caja osamental.
Claro que dejara escapar la oportunidad de pactar una contraseña para ponerme en comunicación con los vivos del “más acá”. Una lástima ser tan escéptico. Si un gran mago y escapista no logró hacerlo, dejando a su mujer confundidísima, elucubrando si al final los ángeles le ofrecieran sexo en genitalidad bondadosa, que hubieran distraido a su emisor, creo que no tengo posibilidad alguna. Los desconciertos me suceden cuando la oscuridad difumina mis límites corporales. Estoy muerto, porque no puedo estar seguro de estar vivo. Quizás esto sea un sueño maldito…
Y si estoy en el otro lado y no lo sé? Bueno, el dolor es un buen indicativo de que hay vida en mis células, en ríos desembocados en las bolsas de mis ojeras, en los sonidos charlatanes de mis tripas, en pertinaz insomnio.
Descansar en el límite del tiempo estaría mejor. Incluso me apetece rezar por si existiera la opción de intercambiar un cielo prometido por un eterno y reparador ( no… reparador no, para qué ) sosiego eterno. Suspenderse en un infinito de los buenos, de los de estirar las piernas en su largura sin encontrar limitaciones, de meter el estómago hacia dentro hasta tocar con la piel del vientre la columna vertebral, sin hambrunas ni sedes.
Sin retortijones del intestino; descubriendo una naturaleza corporal traicionando a la espiritualidad. Destensar el cordón, goma elástica aferrada desde la base del atlas hasta el más mínimo trocito del coxis. Un estiramiento con alivio incluido, con suspiro en círcunferente intersección, con resoplido de hartazgo de calor veraniego, de quién halla una piadosa sombra en medio de una hirviente colina.
Ojalá no exista nada… pero si es posible… ser un fantasma sería perfecto oficio.
Y será mi huida, mi forma de burlar los límites; tan válida como cualquier otra.
Comentarios
ante la disyuntiva
de irse o quedarse.
Cuentan los que allí
estuvieron que deseaban
avanzar hacia la luz,
¿por qué no lo hicieron?.
Quizás tengas razón,
por no encontrarse con
el enemigo.
Una alegría encontrarme
con tu entrada después
de la ausencia de esta tarde.
Un abrazo muy fuerte.
de abismo entre la inconsciencia y la muerte.
Buenísimo!!!
Un abrazó bien grande Susi.
besiñoS
Eso de ser un fantasma suena evocador.
Aunque fantasmas hay muchos, basta vivir para tropezarte con unos cuantos.
Me ha gustado el aire sensible con que has narrado. Y como siempre el léxico rico en matices... algo que parece vivir en ti.
Gracias por el traslado.
Un besiño.
Interesante entrada la tuya, da que pensar y da hasta para retorcer corazones, estómagos o coxis...
Ser un fantasma, no estaría mal pero ¿para qué después de pactar con los del "mas acá"?, no sé si sería buena idea.
Bicos
Un beso
Un abrazo
Abrazos....
Un abrazo.
Que angustia.
Yo me pido fantasma, con lo que me gusta asustar lo pasaría pipa.
Besos.
Un beso
Saludos.
tus textos son increíblemente creíbles.
( gran frase )
Saludos y un saludo.
Y esta vorágine nos apura a todo.
Y a veces somos demasiado impacientes.
D.
uf... disfrutemos la vida!
Un beso!
Esta divagación pertenece al personaje que ya hace unas cuantas entradas que tengo SECUESTRADO en alguna parte.
Las condiciones límites en las que se encuentra, le hacen proclive a todos los razonamientos alterados que se puedan dar en un ser humano privado de lo más esencial y sometido también a la incertidumbre de su futuro.
Un saludo agradecido!!
Te extrañe mucho señorita!
Un gran abrazo
Susi, ya se te echaba de menos por Tiflohomero.
Que todo esté bien.
Feliz día.
Besos cariñosos y gracias por tus felicitaciones.
Hasta pronto.
pero el texto... buenísimo
como siempre! ;)
Los q mueren, ¿Por qué no regresan a contarnos nada?.... hay varios motivos posibles... pero yo me quedo con el que me hace ver que si volvieran a contarnos habría suicidios masivos y quizás no quedase ni el gato en este mundo... es una posibilidad...
Gracias por comentar en mi blog sobre la adversidad, ha sido un gran aporte tu opinión.
Te envío mis saludos desde Ángel Poético.
Lo dicho; besazo.
Nada, no lo puedo remediar, me encanta leerte!
Un saludo!!!
Me quedo a esperas del siguiente relato, no tardes , por favor
Besines
Un beso
Es posible que la razón de que no " contacten " con los que seguimos aquí, sea la certeza de que todos estaremos allí... tarde o temprano.
Es una seguridad que podría hacer desistir a quien se acercase a la propuesta.
Encontraros cada día llena este espacio. Porque sola... no podría!!
Besos de Susi.
muchas gracias por dejar tu impronta y esa carita sonriente...
Bienvenido!!
Me gusto muchisimo!
Tu asombrosa, original, escalofriante y reflexiva entrada ha generado comentarios de una calidad extraordinaria; he disfrutado muchísomo con el relato y las opiniones, y esta sensación de senttir de nuevo correr la sangre por las venas me hace entender que de algún modo he regrasado del estado de semiconsciencia en el que me había sumergido, al bullicioso mundo terrenal.
Besos extraordinarios!!