Lo normal...Como todo el mundo.
( De una entrada anterior)

_ “¿Alcohólico? ¿Yo? Yo bebo lo normal. ! !
Trató de hablar, pero sólo reprodujo sonidos balbuceantes.
El médico se inclinó al lado de su almohada y, en un tono más bajo y queriendo parecer más cercano se dirigió con su voz hacia el lóbulo de la oreja.
_ “Debería poner algo de su parte. Tiene mucha vida por delante, si usted sabe gestionársela. Caramba! Es joven y puede conseguirlo, ¿verdad?”
Le miró de frente, ya separado, rompiendo la conexión voz-oreja. Sustituyendo por ojos-noescucho sobre ojos-franqueza. Calculó su mente que aquella bata blanca con fonendo podía tener su edad o cercana en su cantidad de inviernos, de juergas jugadas u omitidas, de encuentros y desencuentros.
Pero algo surgió desde el interior oscuro, una excusa vestida con un traje muy grande para cualquier raciocinio.
_Yo, se dijo en la zona oscurecida, “no he tenido suerte en la vida”…
Y otros pensamientos le vinieron a la mente, siguiendo un hilo que se caía del carrete con pautas morbosas de autocompasión, pero no nacieron de sus labios, muriendo. No importaba. Nadie de los que rodeaban su cama le hubiera escuchado, si lo hubiesen hecho, bufarían con fastidio, y él lo sabía.
No lo admitía, mas lo sabía.
-¿¿Alcohólico, yo??
Yo bebo lo normal. Como todo el mundo.
Estoy muerto.
No siento nada. Qué fácil ha sido. No recuerdo haber planeado suicidarme.
Pero lo estoy sintiendo ahora mismo.
Sus entrañas se revuelven, incómodas, abriéndose paso hacia la garganta. El vómito quemaba su cuerpo por todo lugar que pasaba, marea de lava candente. Llegó hasta su boca con un pegajoso sabor ácido y amargo, cayendo sobre la alfombra, dónde luego le seguiría su cabeza.
Perdió el conocimiento. No estaba muerto.
Lo había estado otras veces.
La ambulancia le llevó, rauda, bajo el sudor de la frente del conductor, y bajo su responsabilidad, hasta el hospital. Trató de moverse; no pudo. Todo en él era una gran pesadez. Revuelo de pájaros blancos en forma de manos, le reducían y revoloteaban sobre su cuerpo, picoteando, quitando, colocando ropas, electrodos, sondas, cables…
Quería arrancar todo lo que olía a limpio, todo lo que no era él. Trataba de tirarse fuera de la cama, golpeándose con lo que se encontrara en su huída. “Es un deprive”, decían, sin pensar si eran escuchados o no.
Ignoraba que esa palabra significaba contención, correas sin imán, sedantes, que le tranformarán en parte del mobiliario.
La somnolencia fue aplacando su furia, cuándo el sedante comenzó a hacerle efecto. Al abrir levemente los párpados, le pareció ver a sus padres. Estaban allí, de pie, hieráticos, lejanos.
En sus ojos distancias.
Hacía tiempo se sabía un nubarrón, una mancha en su limpio y perfecto cielo.
No siento nada. Qué fácil ha sido. No recuerdo haber planeado suicidarme.
Pero lo estoy sintiendo ahora mismo.
Sus entrañas se revuelven, incómodas, abriéndose paso hacia la garganta. El vómito quemaba su cuerpo por todo lugar que pasaba, marea de lava candente. Llegó hasta su boca con un pegajoso sabor ácido y amargo, cayendo sobre la alfombra, dónde luego le seguiría su cabeza.
Perdió el conocimiento. No estaba muerto.
Lo había estado otras veces.
La ambulancia le llevó, rauda, bajo el sudor de la frente del conductor, y bajo su responsabilidad, hasta el hospital. Trató de moverse; no pudo. Todo en él era una gran pesadez. Revuelo de pájaros blancos en forma de manos, le reducían y revoloteaban sobre su cuerpo, picoteando, quitando, colocando ropas, electrodos, sondas, cables…
Quería arrancar todo lo que olía a limpio, todo lo que no era él. Trataba de tirarse fuera de la cama, golpeándose con lo que se encontrara en su huída. “Es un deprive”, decían, sin pensar si eran escuchados o no.
Ignoraba que esa palabra significaba contención, correas sin imán, sedantes, que le tranformarán en parte del mobiliario.
La somnolencia fue aplacando su furia, cuándo el sedante comenzó a hacerle efecto. Al abrir levemente los párpados, le pareció ver a sus padres. Estaban allí, de pie, hieráticos, lejanos.
En sus ojos distancias.
Hacía tiempo se sabía un nubarrón, una mancha en su limpio y perfecto cielo.
_ “¿Alcohólico? ¿Yo? Yo bebo lo normal. ! !
Lo dejo cuando yo quiera! Estaría bueno!”
Trató de hablar, pero sólo reprodujo sonidos balbuceantes.
El médico se inclinó al lado de su almohada y, en un tono más bajo y queriendo parecer más cercano se dirigió con su voz hacia el lóbulo de la oreja.
_ “Debería poner algo de su parte. Tiene mucha vida por delante, si usted sabe gestionársela. Caramba! Es joven y puede conseguirlo, ¿verdad?”
Le miró de frente, ya separado, rompiendo la conexión voz-oreja. Sustituyendo por ojos-noescucho sobre ojos-franqueza. Calculó su mente que aquella bata blanca con fonendo podía tener su edad o cercana en su cantidad de inviernos, de juergas jugadas u omitidas, de encuentros y desencuentros.
Pero algo surgió desde el interior oscuro, una excusa vestida con un traje muy grande para cualquier raciocinio.
_Yo, se dijo en la zona oscurecida, “no he tenido suerte en la vida”…
" la sociedad no me lo ha puesto fácil”…
“la sociedad no me ha dado la oportunidad”
“los demás no me han facilitado las cosas”…
“la sociedad no me ha dado la oportunidad”
“los demás no me han facilitado las cosas”…
Y otros pensamientos le vinieron a la mente, siguiendo un hilo que se caía del carrete con pautas morbosas de autocompasión, pero no nacieron de sus labios, muriendo. No importaba. Nadie de los que rodeaban su cama le hubiera escuchado, si lo hubiesen hecho, bufarían con fastidio, y él lo sabía.
No lo admitía, mas lo sabía.
-¿¿Alcohólico, yo??
Yo bebo lo normal. Como todo el mundo.
Comentarios
de su enfermedad.Es una pena
porque ahora empiezan a una edad
muy temprana.
Un beso y hasta la próxima.
Lo describes tan bien...puedo verlo, sentirlo...
Correas sin imán, sedantes.
Ahí en la cama limpia de hospital.
Que triste razón lo llevaría a convertirse en un nubarrón,de su perfecto cielo. Sobre todo de su propia vida.
Un abrazo grande.!!!
Sí, es una pena... Otro saludito!
Me ha gustado la frase, PALADIN;
"hilo con tendencias huidizas".
Gracias a tí por pasar de nuevo por esta papelera!
MERCE, sé que puedes sentirlo.
Sé que lo entiendes. Lo de las razones... quién sabe!!Cuántas distintas podrían ser!!
Un abrazo !!
Bendiciones...
Gracias por pasar, me encantará verte de nuevo por aquí!
Un abrazo, Genius!!
También debe ser muy difícil vivir una vida sin salida, en la que todos te dan la espalda, en la que has tenido mala suerte. Al final debes acabar olvidándote de tí mismo, sin importarte absolutamente nada.
Muy bueno y muy duro.
Un beso.
OSCAR, es díficil estar tanto en un lado como en otro. Hay veces en que no se sabe que fue primero, el rechazo o el hábito.
Un abrazo fuerte y mi agradecimiento por estar por aquí!!
NADIE cuenta lo dificil que es salir, cuando ha sido tan FÁCIL entrar...
Estupendamente expresado, AGUA!
Un besazo para tí!
Das, una vez más, en el clavo. Debes de ser una gran observadora, ya que eres capaz de contar tan bien lo que ocurre por dentro.
Duele ver en esos ojos angustia:
-Saben de su necesidad de salír de ahí, pero se sienten sin fuerzas para hacerlo. Luego se lo reprochan
...Una y otra vez...
Besitos Amiga.
no solamente)me sabe a gloria.
Entonces entiendo mejor a los alcohólicos, y como tampoco fumo, reuerdo que un cigarrillo sabe como Dios y entiendo tambíén a los que no pueden dejar de fumar.
Un saludo
Un beso con saludo!!
Y sí, es un gran problema. Las drogas aceptadas socialmente, es lo que tienen, la ambigüedad.
Encantada de invitarte a este trocito mío; un besazo!!
Yo también lo pienso cuando busco un café con la urgencia de un hipotenso ... totalmente "entendible"!
( las comillas son por la palabreja, no por el significado )
Un abrazo, y sí, disfruta de esas cosas en justa medida...
Besos!!